Las expectativas inducidas por el discurso oficial sobre el bienestar que generaría en Pedernales el desarrollo turístico han ahondado la fiebre por la invasión de tierras estatales y privadas que debutó a inicios de los 90 con el gran robo de la parcela 215-A de 362 millones de metros cuadrados (Caso Bahía de las Águilas), y frenó por dos décadas el arranque del proyecto turístico
Por Tony Pérez
Por irresponsabilidad del Estado, las familias originarias de la provincia Pedernales han vivido sin títulos de propiedad de sus parcelas, solares y viviendas que datan desde el primer poblado, 1927 (Sabana Juan López, hoy municipio Pedernales), durante el gobierno de Horacio Vásquez.
Nunca, sin embargo, nadie osó ocupar los predios asignados, hasta que los políticos malos minaron al pueblo con gente de poca monta de otras comarcas para usarlas los días de elecciones y abultar resultados.
Y, más recientemente, por oleadas de maleantes, a ratos como testaferros de políticos, azuzados por las expectativas creadas por funcionarios sobre desarrollo turístico y encarecimiento de las tierras.
El estado actual de esta pacífica provincia es de alta tensión, a las puertas de tragedias recurrentes, con la agravante de que las autoridades “se hacen los chivos locos”. En cualquier amanecer, propiedades caen en manos de trullas de delincuentes dispuestos a matar.
Las expectativas inducidas por el discurso oficial sobre el bienestar que generaría en Pedernales el desarrollo turístico han ahondado la fiebre por la invasión de tierras estatales y privadas que debutó a inicios de los 90 con el gran robo de la parcela 215-A de 362 millones de metros cuadrados (Caso Bahía de las Águilas), y frenó por dos décadas el arranque del proyecto turístico
Por irresponsabilidad del Estado, las familias originarias de la provincia Pedernales han vivido sin títulos de propiedad de sus parcelas, solares y viviendas que datan desde el primer poblado, 1927 (Sabana Juan López, hoy municipio Pedernales), durante el gobierno de Horacio Vásquez.
Nunca, sin embargo, nadie osó ocupar los predios asignados, hasta que los políticos malos minaron al pueblo con gente de poca monta de otras comarcas para usarlas los días de elecciones y abultar resultados.
Y, más recientemente, por oleadas de maleantes, a ratos como testaferros de políticos, azuzados por las expectativas creadas por funcionarios sobre desarrollo turístico y encarecimiento de las tierras.
El estado actual de esta pacífica provincia es de alta tensión, a las puertas de tragedias recurrentes, con la agravante de que las autoridades “se hacen los chivos locos”. En cualquier amanecer, propiedades caen en manos de trullas de delincuentes dispuestos a matar.
Nadie está seguro en estas tierras de este recodo del suroeste. Mas no hay señales de “tomar el toro por los cuernos” para prevenir que esta comunidad pierda su histórica paz y manche el turismo en cierne.
Ahora, fuertes rumores circulan sobre el robo de las tierras agrícolas propiedad de familias fundadoras en Los Olivares, tres kilómetros al este del municipio cabecera. Tierras otra vez en producción de mangos perdidas por orfandad de apoyo estatal.
El Gobierno, a través de la Unidad Técnica Ejecutora de Titulación de Terrenos del Estado, ha iniciado las mediciones catastrales correspondientes con miras a titular las tierras de la Parcela 40, que contiene a Los Olivares. Excelente.
Pedernales no resiste otro escándalo como el caso Bahía de las Águilas
Pero ya comienzan a llegar al pueblo tunantes con “cartas-constancia” que les consignan como supuestos dueños.
En Pedernales se afianza la percepción de que una mafia con pilares incrustados en las instituciones estatales está activa asignando a truhanes las tierras ajenas en pleno proceso de medición a cambio de cuotas.
Ante el creciente estado de incertidumbre, el Gobierno debe reaccionar cuanto antes con información veraz. Cada minuto que pasa, crece el rumor sobre los mencionados vínculos y se enraíza en el imaginario colectivo como hándicap de la actual gestión.