El colapso de un enorme imperio: causas y consecuencias de la caída de la Unión Soviética

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En 1985, la Unión Soviética era la tercera potencia económica del mundo, la mayor productora de petróleo y gas y era autosuficiente con sus recursos energéticos y materias primas. En 1991 dejó de existir. ¿Qué ocurrió para que la Unión Soviética se disolviera en tan poco tiempo?

En sus 74 años de existencia, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, representó un modelo político basado en el monopolio de la ideología comunista. Llegó a convertirse en un eje de la política internacional”

Así define la Unión Soviética Manuel Montero en su libro Historia del presente: de la Guerra Fría al mundo de hoy, publicado por la editorial Pinolia. Sin embargo, acabó protagonizando la mayor crisis geopolítica del siglo XX. La caída de la URSS significó el final de un imperio cuyo origen se remonta a la Edad Media, que estuvo bajo dominio de los zares primeros y del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) después. De sus cenizas nacieron 15 nuevos países, entre ellos Rusia.

Gorbachov y Reagan

Gorbachov y Reagan en la Casa Blanca durante la firma del Tratado INF. Biblioteca Presidencial Ronald Reagan / Wikimedia

Un caso singular

A diferencia de otros imperios, los motivos que iniciaron la decadencia no fueron la presión o una guerra llegada del exterior, ni revoluciones internas que colapsaran la economía. Este imperio empezó a desmoronarse desde la máxima autoridad. La crisis comenzó en el propio órgano encargado de tomar las decisiones y luego llegaron los demás problemas. Un final que apenas sufrió violencia, la URSS simplemente se diluyó como un azucarillo en un café (con vodka).

En 1985, Mijaíl Gorbachov accedió a la secretaría general del PCUS y tomó las riendas de la Unión Soviética. Inició un proceso de “reestructuración” o “perestroika” que, en vez de sanear el régimen, supuso el principio del fin y seis años después cayó el comunismo soviético.

El pistoletazo de salida lo dio la cúpula comunista. Es probable, sin embargo, que las iniciativas reformistas solo tuvieran el efecto de adelantar el proceso de descomposición, pues revelaron la debilidad de las estructuras económicas y políticas y sacaron a la luz las tensiones internas de la sociedad soviética”.

La perestroika como inicio del fin

La economía soviética estaba estancada. Fue esta situación la que llevó a Gorbachov a iniciar reformas para solventar la poca efectividad económica, la caída demográfica que estaba sufriendo la URSS y el atraso tecnológico que afectó al ámbito militar y por el que Estados Unidos tomó la delantera en la Guerra Fría.

El colapso de un enorme imperio: causas y consecuencias de la caída de la Unión Soviética

Manuel Montero nos explica los motivos por los que se derrumbó el comunismo soviético en su libro Historia del presente, editado por Pinolia.

En 1985, la Unión Soviética era la tercera potencia económica del mundo, la mayor productora de petróleo y gas y era autosuficiente con sus recursos energéticos y materias primas. En 1991 dejó de existir. ¿Qué ocurrió para que la Unión Soviética se disolviera en tan poco tiempo?.

Disolución de la U.R.S.S.

Disolución de la U.R.S.S.

“En sus 74 años de existencia, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, representó un modelo político basado en el monopolio de la ideología comunista. Llegó a convertirse en un eje de la política internacional”

Así define la Unión Soviética Manuel Montero en su libro Historia del presente: de la Guerra Fría al mundo de hoy, publicado por la editorial Pinolia. Sin embargo, acabó protagonizando la mayor crisis geopolítica del siglo XX. La caída de la URSS significó el final de un imperio cuyo origen se remonta a la Edad Media, que estuvo bajo dominio de los zares primeros y del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) después. De sus cenizas nacieron 15 nuevos países, entre ellos Rusia.

Gorbachov y Reagan

Gorbachov y Reagan en la Casa Blanca durante la firma del Tratado INF. Biblioteca Presidencial Ronald Reagan / Wikimedia

Un caso singular

A diferencia de otros imperios, los motivos que iniciaron la decadencia no fueron la presión o una guerra llegada del exterior, ni revoluciones internas que colapsaran la economía. Este imperio empezó a desmoronarse desde la máxima autoridad. La crisis comenzó en el propio órgano encargado de tomar las decisiones y luego llegaron los demás problemas. Un final que apenas sufrió violencia, la URSS simplemente se diluyó como un azucarillo en un café (con vodka).

En 1985, Mijaíl Gorbachov accedió a la secretaría general del PCUS y tomó las riendas de la Unión Soviética. Inició un proceso de “reestructuración” o “perestroika” que, en vez de sanear el régimen, supuso el principio del fin y seis años después cayó el comunismo soviético.

“El pistoletazo de salida lo dio la cúpula comunista. Es probable, sin embargo, que las iniciativas reformistas solo tuvieran el efecto de adelantar el proceso de descomposición, pues revelaron la debilidad de las estructuras económicas y políticas y sacaron a la luz las tensiones internas de la sociedad soviética”.

Caída URSS

Desfile militar de la Revolución de Octubre en 1983. Thomas Hedden / Wikimedia

La perestroika como inicio del fin

La economía soviética estaba estancada. Fue esta situación la que llevó a Gorbachov a iniciar reformas para solventar la poca efectividad económica, la caída demográfica que estaba sufriendo la URSS y el atraso tecnológico que afectó al ámbito militar y por el que Estados Unidos tomó la delantera en la Guerra Fría.

Los cambios estructurales iniciaron por la glásnot, la transparencia por parte del gobierno para localizar los fallos del sistema. Esta transparencia y la libertad de prensa lo que llevó fue a reivindicaciones y protestas contra el gobierno por la mala situación que se vivía, culpa de su gestión centralizada.

“Las repúblicas soviéticas (lo mismo que los países satélites) afirmaban que eran víctimas de la explotación rusa, mientras los rusos expresaban su convencimiento de que unos y otros se aprovechaban de ellos”.

Para paliar las tensiones se inició un proceso de democratización de la URSS. En 1989 hubo elecciones, pero con limitaciones: se admitieron candidatos de diversa índole, pero no asociaciones políticas libres, el Partido Comunista siguió siendo el único permitido. Con todo, los candidatos opuestos al PCUS lograron resultados positivos y el sistema entró en crisis.

La caída del Muro de Berlín y la independencia de las repúblicas

El 9 de noviembre de 1989 se produjo la caída del Muro de Berlín, todo un símbolo de la Guerra Fría y el comunismo soviético. Gorbachov permitió que los países soviéticos de Europa evolucionaran con independencia, una medida que los más conservadores vieron como una cesión a los intereses de EE. UU. y Occidente. Se propusieron recuperar el control y detener la agitación de los independentistas de Europa del este. Militares soviéticos y fuerzas del KGB formaron un bloque conservador y en enero de 1991 atacaron a independentistas en Lituania y Letonia. Las muertes producidas por esta represión violenta fueron asociadas a Gorbachov. El líder soviético perdió la confianza del pueblo y la tensión explotó con un golpe de estado de los conservadores, que apartaron del poder a Gorbachov. Sin embargo, las intenciones de los golpistas fracasaron.

La coyuntura sirvió para que repúblicas como Estonia, Letonia, Lituania y Ucrania votaran y se declarasen independientes. Se firmó un tratado que reconoció una organización supranacional de repúblicas soviéticas independientes. Así fue como el 8 de diciembre de 1991 dejó de existir la Unión Soviética. El 25 de diciembre, Gorbachov pronunció un discurso de dimisión retransmitido por televisión en todo el mundo.

La CNN estuvo presente en Moscú con un equipo de televisión. Cuando Gorbachov fue a firmar la renuncia, su pluma no escribía bien. Un directivo del equipo de la CNN le prestó su bolígrafo Montblanc. Gorbachov firmó el final de la URSS con un producto europeo, prestado por un estadounidense.

Caída de la URSS

Firma del Protocolo sobre el establecimiento de la Comunidad de Estados Independientes. 1991. Archivo RIA Novosti / Yuriy Kuydin / Wikimedia

‘Historia del presente’ por Manuel Montero

Para ampliar la información sobre la caída de la URSS y otros asuntos del pasado más reciente recomendamos la lectura de Historia del presente: de la Guerra Fría al mundo de hoy, editado por PinoliaManuel Montero se dedica a observar fenómenos importantes en su obra ocurridos tras la Segunda Guerra Mundial: el boom demográfico, la revolución tecnológica o la globalización en la que circunstancias políticas y económicas originadas en un país concreto pueden afectar a todo el mundo a niveles insospechados si lo comparamos con cualquier época anterior a la nuestra.

El libro repasa la historia de un período breve y concreto, desde mediados del siglo XX hasta nuestra década actual, unos 70 años que, sin embargo, necesitan del ojo clínico de un experto para comprender los profundos y rápidos cambios a nivel global que nos han traído a la coyuntura actual.

La obra se divide en dos fases: de 1989 a 1991 con la Guerra Fría y el choque entre dos bloques políticos y económicos hasta la caída de la URSS; y el resto del período que llega hasta el presente en el que, si bien ha tenido y está teniendo un gran impacto la pandemia del coronavirus y la guerra de Ucrania, no ha supuesto una ruptura del orden que sigue rigiendo el mundo actual.

Hasta no hace mucho, la labor de los historiadores se detenía en la Guerra Fría como límite cronológico más cercano al presente, y todo lo posterior incumbía a los periodistas. Esto ha cambiado y se ha llegado a incluir la asignatura de “Historia actual” en las facultades de Historia de las universidades. El acercamiento de historiadores a los acontecimientos recientes permite una exposición y narración de los hechos desde un punto de vista y metodología diferentes al periodismo. No cabe duda de que no es lo mismo conocer para informar, que interpretar para comprender. En esta segunda faceta se enmarca Manuel Montero y su “Historia del presente”.

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