
Izquierda: Iván Márquez, negociador principal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia; Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, y Humberto de la Calle, jefe de la delegación del gobierno colombiano, después de firmar un acuerdo de paz el sábado en La Habana.
Por Nicholas Casey
Álvaro Uribe, expresidente colombiano que encabezó la campaña contra el acuerdo, emitió una breve declaración diciendo que deseaba revisar los cambios en los próximos días.
El destino de la guerra de más de 50 años entre Colombia y las Farc ha sido incierto desde el referendo hace casi seis semanas. Las encuestas habían indicado que la medida se aprobaría por un amplio margen, y el gobierno incluso llevó a cabo una ceremonia de firma del acuerdo con los rebeldes una semana antes. Sin embargo, el plan de pacificación se enfrentó a una fuerte campaña de oposición, que provocó que el 50,2 por ciento de los votantes lo rechazaran.
Colombia continuó con grandes esperanzas de alcanzar un acuerdo pero, para muchos, los términos acordados no ofrecían justicia tras un conflicto que lleva generaciones. Las escenas de los guerrilleros donando ropa a los civiles y preparándose para entrar a la arena política tocó una fibra sensible para muchos electores que no sentían que el grupo se mostrara arrepentido por sus crímenes.
Los votantes católicos y evangélicos también se unieron a la campaña por el No, con la esperanza de que se considerara un repudio a la agenda socialmente liberal del gobierno, que incluye la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
A pesar del revés del referendo, Santos ha recibido un respaldo internacional generalizado para concluir el acuerdo.
Días después del voto se dio a conocer que había ganado el Premio Nobel de la Paz 2016, y el jurado advirtió que dependía de él y de las Farc evitar que la guerra se reiniciara este año.
Estados Unidos, que ocupó un lugar importante en la negociación de ambos acuerdos, respaldó el anuncio el sábado.
“El presidente Santos y su equipo negociador, aquellos de la campaña del No y otros importantes sectores de la sociedad colombiana merecen crédito por haber iniciado un diálogo nacional respetuoso y de gran alcance tras el plebiscito”, dijo en una declaración el secretario de Estado John Kerry.